quemadoscopia

Las quemaduras son un tipo muy específico de lesión de los tejidos blandos y sus estructuras adyacentes, producidas por agentes físicos, sustancias químicas, corriente eléctrica, frío o radiación. Los pacientes quemados sufren un grave traumatismo que genera alteraciones locales graves, con una repercusión que afecta a casi todos los sistemas del cuerpo humano. Los accidentes domésticos son los que originan con mayor frecuencia quemaduras. De tal manera que se estima que en un año se quema aproximadamente el 1% de la población y de éstos en el 0,8% se producen quemaduras graves (generalmente accidentes industriales, laborales o de tráfico). La gravedad de la quemadura depende de la temperatura del medio que la causó y del tiempo de contacto con el agente. Otro factor de gravedad es la ubicación de la lesión en el cuerpo, la extensión, la profundidad, la edad y en el estado de salud de la persona. El cuidado de las quemaduras así como el control de los factores que influyen en el pronóstico deben de ser tratados por personal especializado en la consulta de Cirugía Plástica o en una Unidad de Quemados dirigida por Cirujanos Plásticos, Reparadores y Estéticos.

No debemos dejar de dar importancia a una quemadura que no duele o que tarda demasiado tiempo en curar ya que esto puede ser indicativo de precisar tratamiento quirúrgico. Las curas más importantes son las primeras dónde el especialista valorará el alcance de las lesiones. El desarrollo y gravedad de las complicaciones, están en proporción directa a la magnitud de la quemadura. Existe riesgo de complicaciones hasta tanto no está definitivamente cerrada la herida. El tratamiento que se le da a una quemadura dependerá de su profundidad y de su causa. El principal objetivo a la hora de planear la terapia para curar una quemadura es restablecer el tejido perdido, favoreciendo la regeneración natural de las células evitando cualquier tipo de infección en los casos menos severos, o utilizando implantes de piel en casos de quemaduras en donde no hay forma de que el tejido se pueda regenerar de forma espontánea. La ciencia ha avanzado vertiginosamente en los últimos años y hoy en día es posible cultivar células de la piel del propio paciente para hacer injertos en quemaduras muy severas o utilizar materiales de cobertura sintéticos que sirven como matriz para un posterior injerto de piel. De igual forma la investigación y los laboratorios han desarrollado numerosos materiales estériles para vendar las zonas afectadas a fin de evitar la infección que es la principal preocupación a la hora de tratar una quemadura.

Las quemaduras pueden dejar secuelas tardías entre las que las más frecuentes son las cicatrices hipertróficas, los queloides, las pigmentaciones y las retracciones de partes blandas por contracción de la herida. Estas últimas son origen de contracturas y bridas cervicales, retracción de los párpados, de las comisuras de la boca o de los labios, deformidades del pabellón auricular… El tratamiento de las secuelas debe comenzar desde el primer día de la quemadura. Al realizar un tratamiento inmediato y de mantenimiento oportuno, se disminuye de forma notable el número de ulteriores problemas. Estas deben ser tratadas como cualquier problema del especialista en Cirugía Reconstructiva, cuya finalidad es restaurar la función y la estética. Esto es restaurar a la zona quemada las funciones que tenían antes del accidente. Para ello puede requerir de múltiples procedimientos quirúrgicos como injertos, colgajos, expansores, tratamiento con láser y rehabilitación y siempre se realiza teniendo en mente el problema estético asociado, es decir el aspecto. El aspecto estético es en sí un tema muy importante, por las consecuencias psicológicas que puede acarrear, que pueden ser de magnitud insospechada, y que a veces no guardan relación con la secuela visible. Las quemaduras alteran las características de la piel, por lo que una piel quemada ha de ser sustituida.

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